Múltiples empresas intervienen en el proceso que permite a los creadores generar y compartir contenidos en línea. Estas empresas se conocen como “intermediarios de internet”. Por ejemplo, para que un creador de contenidos pueda subir videos a YouTube, se requieren los servicios de conexión a internet, el servidor que aloja los datos y, finalmente, la red social que posibilita el servicio. Hay otros actores clave que también son intermediarios, como los motores de búsqueda y los servicios de pagos en línea.
Las redes sociales que aborda Circuito son entonces intermediarios. Sin embargo, su responsabilidad es muy distinta a la que tiene el intermediario que presta el servicio de acceso a internet. Mientras este último se limita a ofrecer una conexión y no aloja archivos del usuario, servicios como Twitter o Facebook constituyen auténticos espacios de difusión de contenidos e interacción entre usuarios. En esa medida, estos actores tienen la necesidad de desarrollar reglas de comportamiento para su comunidad.
Facebook las llama “Normas comunitarias”; YouTube, “Lineamientos de la comunidad” y Twitter, “Reglas de Twitter”. Tienen distintos nombres pero el mismo propósito: informar a los usuarios sobre qué se permite y qué no se permite hacer y decir en sus espacios. ¿Puedes insultar a otras personas, vender bienes o servicios, negar el resultado de las elecciones o publicar contenido gráfico explícito? Cada plataforma tiene sus respuestas.
En la medida en que cada empresa tiene autonomía para establecer las normas que rigen sus comunidades, éstas pueden ser más laxas o restrictivas, e incluso ir en contravía de las leyes de un país. En el caso de América Latina, las normas comunitarias suelen ser más restrictivas que las leyes de los países. Por ejemplo, las regulaciones locales no prohíben afirmar públicamente que en un proceso electoral hubo fraude. Sin embargo, redes sociales como Twitter prohíben publicar información no verificada sobre fraude electoral, manipulación de papeletas, recuento de votos o certificación de resultados electorales.
La forma como las plataformas regulan sus espacios responde a su propia propuesta comercial. Mientras que Facebook propende por tener un espacio más familiar y prohíbe estrictamente los contenidos sexuales, Twitter los permite. Entiende más sobre este tema en el aparte sobre la Sección 230.
Entre una diversidad de temas que abarcan las normas comunitarias están algunos clave como los desnudos y el contenido sexual, elecciones y participación ciudadana, discurso de odio, desinformación y matoneo o bullying. Entiende más sobre algunas normas relevantes.