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Sancionados por parodiar a Elon Musk: dos casos que dejan claro quién manda ahora en Twitter

Sancionados por parodiar a Elon Musk: dos casos que dejan claro quién manda ahora en Twitter
Plataforma
Twitter
País
Estados Unidos
Año
2022
regla
Suplantación
Categoría
Moderación de Contenido

En su primer día a la cabeza de Twitter, Elon Musk escribió que a partir de ese momento la comedia era legal en la plataforma (lo cual, en realidad, no era una novedad). Una semana después, algunas cuentas de influenciadores fueron suspendidas permanentemente por burlarse de él. 

Ethan Klein, una de las personas detrás del proyecto de comedia h3h3Productions, cambió el nombre de su cuenta a “Elon Musk” y puso de perfil una foto del dueño de Tesla. A continuación publicó un tuit que decía: “Sí, hubiera podido acabar con el hambre mundial en lugar de comprar Twitter. Pero la gente no comprende la importancia de tener un foro libre y abierto. Si alguien muere de hambre en Sudán no afectará al mundo. Pero poder decir ‘negro’ es un derecho que todos merecemos”.

Tanto la biografía como la foto del encabezado dejaba claro que se trataba de una parodia, y en efecto la publicación era una burla a Musk, que en el pasado se ha declarado un absolutista de la libertad de expresión. Sin embargo, poco después de publicar este tuit la cuenta fue suspendida permanentemente.

Captura de pantalla del perfil de Ethan Klein antes de ser suspendido.

El mismo desenlace tuvo la cuenta de la comediante Kathy Graffin, que cambió su nombre por el del nuevo CEO de Twitter e invitó a votar por el Partido Demócrata para defender los derechos de las mujeres. 

La línea entre la suplantación y la parodia puede estar más clara en un caso que en otro. Lo que llama la atención, en todo caso, es la celeridad con la que las sanciones fueron aplicadas y la inmediata reacción de Musk, que muy poco después anunció a través de su cuenta de Twitter que cualquier cuenta que suplante a alguien sin especificar que se trata de una parodia será suspendida permanentemente.

En realidad, estas palabras de Musk no son una novedad. Desde hace años la política de identidades engañosas de Twitter prohíbe la suplantación y establece las reglas para que las cuentas de parodia –que han encontrado en la plataforma su hábitat natural– puedan existir sin causar confusión ni hacer daño en la red. Para esto, las normas exigen que esta clase de cuentas expliquen en la biografía y en el nombre de usuario que no representan a una persona real, para lo cual sugieren el uso de fórmulas que despejen toda duda, como “fake” o “parodia”. 

Lo novedoso está en el énfasis de las sanciones a quienes incumplan estas normas. Las políticas de Twitter contemplan varias medidas que pueden aplicarse según la gravedad: la plataforma puede pedirle al usuario que edite su perfil y aclare su identidad; también es posible suspender temporalmente una cuenta mientras el usuario que la administra envía un documento de identificación a la compañía. Musk, sin embargo, solo se refirió a la sanción más severa: la suspensión permanente. 

De fondo, tanto en el caso de Klein como en el de Griffith, hay un desafío a una de las principales propuestas de Musk desde que compró Twitter: implementar un servicio de suscripción que permita que cualquier usuario pueda obtener una placa de verificación a cambio de 8 dólares mensuales. 

Las cuentas de Klein y de Griffith estaban verificadas, por lo cual la interacción con ellas podía ser engañosa, a pesar de que una de ellas aclarara explícitamente que se trataba de una parodia. Yoel Roth, entonces director de seguridad y confianza de Twitter, explicó que cuando las cuentas verificadas usan la suplantación como táctica, se genera una experiencia especialmente confusa, por lo cual en muchos casos se procede directamente a la suspensión.

Sin embargo, la aplicación de estas consideraciones no parece tan consistente cuando su objeto no es burlarse del dueño de la plataforma. Como lo señaló la revista Time, por esos mismos días la cuenta del músico Joe Memmel, también verificada, fue hackeada y alterada para promocionar presuntas estafas con criptomonedas. Hasta el momento, la cuenta sigue activa y con la insignia de verificación intacta. 

Resulta imposible estar al día en la saga de Twitter desde que el fundador de Tesla tomó las riendas de la plataforma. Por ahora, uno de los riesgos más grandes que están propiciando estos cambios es el de la autenticidad de las cuentas. Más allá de la falta de claridad en el proceso, la verificación era una certeza, y las reglas sobre parodia parecían consistentes. Pero no ahora, bajo la nueva administración.

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