A comienzos de abril, el caricaturista colombiano Matador sufrió una racha de sanciones en Instagram y en Twitter. Por contenidos distintos, recibió sanciones por incumplir las políticas de odio de ambas plataformas.
En Twitter, Matador publicó una caricatura de un colega suyo, Mico, en la que la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez aparecía subida en la cima del Empire State, desde donde rechazaba aviones con palabras como racismo, misoginia o clasismo (en aras de ilustrar el caso, la imagen puede verse acá). La caricatura aludía a una polémica que había ocurrido la semana anterior en esa misma red social, cuando la cantante Marbelle llamó King Kong a Márquez.
Las políticas de Twitter prohíben insultos o estereotipos ofensivos para la población afro, dentro de las que se incluyen comparaciones con animales. Una publicación como la de Marbelle incumpliría las políticas claramente. Sin embargo, en el caso de Matador la infracción no es tan evidente, pues no se trataba de una caracterización directa de Francia Márquez como King Kong. Más allá de que a alguien le pueda parecer de mal gusto, era una referencia que intentaba ser crítica hacia el acto de discriminación.
Unas horas después, Twitter sancionó la publicación de Matador con la caricatura de Mico. Como ocurre en estos casos, la plataforma le ofreció dos opciones: borrar el tuit o presentar una apelación. Escogió lo segundo, pero la decisión se mantuvo, el tuit fue eliminado y su cuenta fue bloqueada durante unas horas.
La segunda sanción para Matador llegó apenas un día después de su problema con Twitter. El domingo 3 de abril, el caricaturista hizo una encuesta sobre candidatos presidenciales en sus historias de Instagram. En lugar de poner los nombres completos de cada uno, los asoció con un apodo que de alguna u otra forma se relacionaba con ellos, siempre en clave de humor: “Ingrid maquinarias”, “La ballena Fajardo”, “Fico el de los Crocs” y “Petroski Aguardientoski”.
A Instagram no le causó gracia la publicación. La historia ya había alcanzado cerca de 80.000 interacciones cuando la plataforma le notificó a Matador que su contenido había sido “eliminado por lenguaje o símbolos que incitan al odio”. Una evaluación del contenido que resulta desproporcionada.
En más de una ocasión el Consejo asesor de contenidos, el organismo que funciona como una Corte Suprema de Meta, le ha recomendado a la compañía explicar a sus usuarios la regla precisa que incumplen, más allá de enunciar la política bajo la cual se sustenta una sanción. Por ejemplo, si la historia de Matador infringe la política de lenguaje que incita al odio, Meta debería justificar con más detalles: si se trata de una comparación ofensiva, de una expresión de desprecio o de un insulto, por citar tres clases de contenido prohibido bajo esa norma. Por el contrario, Matador recibió una explicación muy general, que no permite entender qué pudo haber motivado la sanción.
Más allá de la justificación en este caso, esta norma –al igual que otras de Meta– tiene una excepción de sátira. Esto quiere decir que se permite el contenido que pueda tener algunos elementos que la compañía considera como odio, siempre que su intención sea burlarse de alguien o de algo.
El caricaturista hubiera podido argumentar esta excepción en caso de una apelación. Sin embargo, Instagram no le ofreció esta opción y simplemente eliminó la historia. En contraste, cuando publicó los resultados de esa encuesta en Twitter, Matador no recibió ninguna clase de sanción.