TikTok ante el Congreso gringo: un asunto de geopolítica digital

12 minutos
4/10/2023
TikTok ante el Congreso gringo: un asunto de geopolítica digital
Imagen: Diseño a partir de la interpretación del prompt "A mobile phone with an eye on camera, Congress building at background" hecha por DreamStudio.

Hace unas semanas, Shou Zi Chew, CEO de TikTok, se unió a la larga tradición de los ejecutivos de redes sociales que pasan al tablero ante el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Al igual que en otras ocasiones, la audiencia dejó memes y burlas sobre los escasos conocimientos de los congresistas en materia de Internet y redes sociales. Pero, a diferencia de lo que pasó antes, esta vez los tintes geopolíticos del caso abren la posibilidad real de que TikTok enfrente una amenaza existencial.

Durante cinco horas, Chew se enfrentó a toda clase de preguntas por parte de los representantes. El abanico incluyó asuntos de los que la plataforma ha venido siendo acusada en los últimos años: su impacto en la salud mental del público más joven, la relación de Bytedance –su compañía matriz– con el gobierno chino, el uso de la aplicación para espiar a ciudadanos en Estados Unidos, la difusión de propaganda pro-china en la plataforma, y el manejo de la información privada de los usuarios.

La audiencia fue convocada a mediados de marzo, poco después de que el gobierno de Joe Biden pusiera a la compañía ante dos escenarios difíciles: o Bytedance vendía su participación en TikTok o la aplicación sería bloqueada en Estados Unidos. Las preocupaciones de las autoridades de ese país respecto a esta plataforma no son nuevas. Durante su mandato, Donald Trump también pretendió prohibirla, pero una corte federal frenó sus aspiraciones. En diciembre, bajo la misma premisa, el Congreso estableció que ningún teléfono de un funcionario del gobierno federal podía tenerla instalada.

Para calmar las presiones, el año pasado TikTok empezó a desarrollar el Project Texas, una iniciativa de 1.500 millones de dólares para almacenar todos los datos de sus usuarios estadounidenses en servidores de Oracle en ese territorio. El proyecto, que se presenta como la solución y barrera en caso de que China pretenda acceder a esos datos, prevé además la posibilidad de que un comité aprobado por el gobierno monitoree sus operaciones.

En la audiencia ante la Cámara, Chew planteó el Project Texas como un comodín para muchas de sus respuestas, presentándolo como una solución de transparencia frente a las preocupaciones sobre la privacidad y la independencia de la compañía respecto al gobierno de Beijing. A pesar de su insistencia, el proyecto no logró disolver el escepticismo de muchos de los congresistas, que en esa misma diligencia lo consideraron una estrategia de marketing o una medida insuficiente.

Para Yoel Roth, antiguo director de políticas públicas de Twitter y hoy investigador asociado de la Universidad de Berkeley, el proyecto parte de una premisa equivocada: que se puede imponer límites geográficos a un problema que no respeta geografías. Además, Roth sugiere que una propuesta como la de Project Texas solo es útil si lo que se busca evitar es un bloqueo de la aplicación, pero sus efectos colaterales pueden ser muy dañinos para la compañía, pues la puesta en marcha de esta segregación territorial de los datos presentaría un obstáculo para que los equipos de TikTok accedan a la información necesaria para encontrar y desarticular comportamiento inauténtico en la plataforma.

El mismo día en que Chew se presentó en el Capitolio en Washington, el gobierno de China aseguró que se opondría con firmeza a una venta forzosa por parte de Bytedance y sostuvo que una medida de esa naturaleza podría afectar las inversiones de su país en Estados Unidos. Ante la respuesta, Biden se enfrenta a un escenario en el que tendría que asumir un conflicto comercial con China como parte de su disputa contra TikTok. De cualquier forma, cumplir con su ultimátum y prohibir la aplicación necesitaría de un respaldo del Congreso.

En medio de los lances están 150 millones de personas que utilizan TikTok en Estados Unidos y cinco millones de negocios que dependen de esta red social, según voceros de la compañía. La trascendencia de la discusión, que además tiene de fondo un debate sobre la autoridad de un gobierno para cerrar un medio de comunicación usado por cerca de la mitad de su población, ha terminado por movilizar también a los creadores de contenido. Con gastos cubiertos por la compañía, decenas de influenciadores se presentaron en Washington el día de la audiencia para protestar y hacer lobby en contra de una posible prohibición de esta red social donde han construido audiencias de millones de personas.

De acuerdo con Justin Hendrix, editor de Tech Policy Press, el Congreso ha puesto de su parte para que las preocupaciones sobre TikTok hayan trascendido de esta manera. Tras años de escándalos y comprobadas malas prácticas por parte de las grandes empresas de tecnología, los congresistas han sido incapaces de aprobar una legislación que efectivamente ponga un alto a los abusos y proteja los datos de los ciudadanos.

Bajo esa misma línea, Willmary Escoto, analista de la organización AccessNow, sugiere que TikTok no ha hecho más que emular las mismas acciones que las compañías de Silicon Valley y con el mismo nivel de opacidad. “En lugar de la solución superficial de prohibir una plataforma problemática, el gobierno debería priorizar la promulgación de una ley federal de protección de datos que enfrente el problema real: cómo las compañías recolectan y monetizan nuestra información”, dice Escoto.

Una separación entre TikTok y Bytedance no resolvería el problema sobre la privacidad y las operaciones de influencia, pues las condiciones para que las redes sociales operen seguirán siendo las mismas, como lo expresó el propio Chew ante el Congreso. Además, una restricción a TikTok o una escisión de su matriz tampoco eliminará de un plumazo el mercado global de datos, donde se encuentra información sobre la ubicación, historiales de búsqueda y de compra que almacenan todas las aplicaciones y que el gobierno de China —o de cualquier país— podría conseguir sin necesidad de estar vinculado con una plataforma en concreto.

De nuevo, el fondo de la discusión parece estar en el origen de la compañía, más que en sus prácticas. Pero como lo hizo patente Hendrix: “TikTok no es producto del comunismo chino, sino del capitalismo de vigilancia americano”.

La decisión que Estados Unidos tome sobre TikTok podría tener efectos globales. En los pocos meses que han pasado desde que el Congreso prohibió la aplicación en los teléfonos de funcionarios federales, la Unión Europea y países como Reino Unido, Bélgica y Francia han emulado la medida.

Este artículo apareció originalmente en Botando Corriente, nuestro newsletter. Puedes suscribirte aquí:

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