Plataformas e invasión rusa: se asoma la cortina de hierro de internet

3/21/2022
Plataformas e invasión rusa: se asoma la cortina de hierro de internet

Se dice que en las guerras la primera víctima es la verdad. Así, en la invasión de Rusia a Ucrania, Internet también ha sido un campo de batalla por la información. En medio de la guerra hemos visto olas de desinformación, etiquetas a medios y periodistas, canales eliminados y videos virales sobre supuestas bombas nucleares. ¿Qué está pasando? Acá una mirada a varios puntos relevantes del frente digital de este conflicto.

Meta toma partido

Muy pronto después de la invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero, Meta tomó partido. Su posición estuvo definida por dos decisiones. Por una parte, la empresa anunció el 26 de febrero que había rechazado una “orden de las autoridades de Rusia” para que dejara de etiquetar los contenidos producidos por medios rusos que fueran señalados como falsos por verificadores independientes. Seguir la orden implicaría ignorar una regla que Meta tiene desde hace años para cualquier tipo de desinformación.

Por el contrario, el 27 de febrero, Meta anunció que accedería a la solicitud del gobierno de Ucrania de restringir el acceso desde ese país a cuentas de medios de comunicación del gobierno ruso. Horas después anunció que la restricción aplicaría a las cuentas de los medios RT y Sputnik en los países de la Unión Europea. Este tipo de acciones no están previstas en las reglas de la plataforma. La solicitud, según dijo la compañía en su momento, se aceptaba por el carácter excepcional de los hechos.

Facebook alerta a los usuarios cuando un contenido ha sido señalado como falso por verificadores y da información de contexto adicional.

Como veremos, estos eventos marcaron el inicio de una serie de decisiones por parte de las plataformas y el gobierno ruso que desafían más que nunca la idea de un internet abierto y sujeto a estándares similares en el nivel global.

Reacción en cadena

Siguiendo el impulso de Facebook, el 28 de febrero Twitter empezó a etiquetar las cuentas de los “medios afiliados al gobierno de Rusia”. Sin embargo la red también etiquetó a periodistas que han escrito para estos medios, incluyendo freelancers latinoamericanos, una decisión que ha revertido en algunos casos. Por su parte, Meta anunció el 1 de marzo que reduciría la visibilidad en todo el mundo de las cuentas de los medios de comunicación controlados por el gobierno ruso.

Algunos freelancers latinoamericanos fueron etiquetados por Twitter. La medida fue criticada por defensores de la libertad de expresión, quienes señalaron que además de confundir a los usuarios, podría exponer a los periodistas a agresiones.

Por supuesto, Rusia no se quedó de brazos cruzados. En retaliación por estas acciones, el gobierno ruso decidió bloquear por completo el acceso a Facebook y Twitter el 4 de marzo. Justamente ese día el parlamento ruso aprobó una ley sobre desinformación que castiga con quince años de cárcel a quienes “mientan” o “desacrediten” a las fuerzas armadas del país. Aunque esta norma, encaminada a controlar la información en el país, afecta principalmente a medios de comunicación y periodistas, tiene un impacto directo en el funcionamiento de las plataformas de redes sociales: su aprobación fue el disparo de salida para TikTok, que poco después anunció que ante esta ley no tenía otra opción que suspender las transmisiones en vivo y la publicación de contenido nuevo en Rusia.

Segundo round

Tras las primeras restricciones, las plataformas siguieron actuando para contener a Rusia, en parte alineadas con las sanciones que los gobiernos de occidente estaban imponiendo. Los canales de YouTube de Sputnik y RT fueron bloqueados en todo el mundo. Las aplicaciones de estos medios fueron retiradas de Google Play en Europa y de la App Store de Apple a nivel global. 

Pero la tensión entre Rusia y Meta aumentó cuando el 10 de marzo la plataforma anunció que suavizaría sus políticas de contenido para permitir que los usuarios de sus redes sociales en Ucrania le deseen la muerte o inciten a la violencia contra los soldados rusos, Vladimir Putin o su aliado Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia. Esta clase de publicaciones normalmente estarían prohibidas bajo las normas de discurso de odio. No es la primera vez que Meta hace estas excepciones en contextos difíciles: en 2021, permitió que se le deseara la muerte al ayatola Jamanei durante las protestas de ese año en Irán.

Como respuesta, el fiscal general de Rusia anunció el 11 de marzo que buscaría reconocer a Meta como una organización terrorista y prohibir sus demás actividades en el país. En cumplimiento de lo dicho, el 14 de marzo, el gobierno bloqueó el acceso a Instagram en Rusia.

Explosión de desinformación

Al igual que en otros acontecimientos de interés mundial, la invasión a Ucrania ha disparado la desinformación en redes. Cuando no hay fuentes confiables para suplir la necesidad de conocer lo que ocurre en Ucrania, la información falsa o engañosa está llamada a llenar ese vacío, como John Silva, director de News Literay Project, explicó a la AP.

Este es el primer gran conflicto de la era TikTok, una plataforma que permite editar y compartir videos para llegar a millones de personas rápidamente, sin que los usuarios reparen mucho en la veracidad del contenido. Por ejemplo, en esta red social se hizo viral un video con el título Russia Nuclear Bomb, que alcanzó a tener 18 millones de reproducciones antes de ser eliminado por incumplir las políticas de integridad y autenticidad. También se han reportado falsas transmisiones en vivo de usuarios que con material alterado o ruidos de fondo aseguran estar en Ucrania para pedir donaciones. 

El contenido descontextualizado ha hecho carrera en medio del bombardeo de información. El video de un reportero a espaldas de decenas de bolsas de cadáveres se hizo viral porque al fondo de la grabación se ve cómo uno de los supuestos fallecidos se mueve e incluso destapa su rostro. Muchos usuarios creyeron que se trataba de una prueba de que la información sobre las muertes de ucranianos solo era propaganda sucia contra Rusia. Sin embargo, después se conoció que las imágenes no tenían ninguna relación con Ucrania, sino que habían sido grabadas durante una protesta en Viena, donde los manifestantes buscaban llamar la atención sobre las muertes que puede provocar el calentamiento global.

Desde el inicio de la invasión, Facebook, Twitter y YouTube anunciaron que habían desmantelado redes de coordinación de cuentas que difundían desinformación y que funcionaban como fábricas de contenido contra Ucrania, a la que señalaban de ser un estado fallido y traicionado por los países de occidente. Tradicionalmente, esta ha sido la forma como las plataformas buscan reducir la desinformación. En vez de eliminar contenidos falsos (acción reservada para casos excepcionales, como con el Covid-19), las plataformas castigan el comportamiento inauténtico coordinado, una práctica que reúne la creación masiva y coordinada de cuentas o páginas falsas para difundir falsedades o propaganda.

¿Qué significan todas estas medidas?

Como lo señalaron los periodistas Mark Scott y Rebecca Kern, las plataformas nacieron y se desarrollaron en un mundo sin cortinas de hierro, donde los viejos bloques convivían en relativa calma. Con la invasión a Ucrania, las compañías han tenido que reaccionar y, antes de quedar entre el fuego cruzado optaron por alinearse rápidamente con el banco de Occidente. Sin embargo, sus acciones dejan preguntas y preocupaciones importantes.

Por una parte, es evidente que los principales afectados por estas medidas y la retaliación del gobierno de Rusia son los habitantes de ese país, que cada vez quedan más aislados de fuentes de información fiables y con menos canales para manifestar su rechazo al gobierno, organizarse o informar sobre lo que ocurre en el país.

También se ha hecho evidente que, por cuenta de la alineación en contra de Rusia, las plataformas están dispuestas a dejar sus propias reglas de lado para aplicar medidas radicales que no se tenían previstas. El episodio del etiquetado apresurado de los periodistas en Twitter también muestra que ha habido improvisación. Todo esto vuelve a traer preguntas sobre la falta de consistencia de las plataformas en la aplicación de sus normas.

Finalmente, esta batalla por la información revive las conversaciones sobre la posible fragmentación de la red por razones políticas - lo que se conoce como la “balcanización de internet”-. ¿Será este el evento que cambie definitivamente el internet como lo conocemos?

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