Canales: Whatsapp incursiona en el modelo (y las responsabilidades) de las redes sociales

7 minutos
6/15/2023
Canales: Whatsapp incursiona en el modelo (y las responsabilidades) de las redes sociales
"A synthwave megaphone spreading chat notifications", interpretado por Adobe Firefly.

La semana pasada Whatsapp presentó una nueva funcionalidad con la que se acerca un poco más a los productos de las redes sociales, terreno del que había tratado de distanciarse antes. Se trata de Canales, una herramienta de la aplicación en la que los usuarios podrán publicar unidireccionalmente fotos, mensajes de texto, videos, stickers y encuestas, distinta a los servicios de comunidades y listas de difusión.

La herramienta está configurada bajo la lógica del one-to-many, pues los administradores de canales podrán dirigirse a muchos seguidores, pero estos no podrán interactuar con ellos, salvo por las reacciones con emojis que desde hace algún tiempo están disponibles en las conversaciones de Whatsapp. De acuerdo con la compañía, su objetivo es “desarrollar el servicio de transmisión más privado posible”, por lo cual los usuarios actuarán anónimamente y no tendrán acceso al número de teléfono del administrador, quien a su vez tampoco podrá conocer la identidad de sus seguidores. 

Esta nueva funcionalidad, que está siendo probada en Colombia y en Singapur, emula servicios con los que cuentan otras plataformas como Telegram e Instagram, donde tienen el mismo nombre. A diferencia de las conversaciones privadas, que están cifradas de extremo a extremo, estos espacios serán públicos y los contenidos no estarán encriptados.

Este nuevo servicio pone sobre Whatsapp la carga de monitorear el contenido que circule por los canales para evitar la difusión de publicaciones problemáticas, como discursos de odio o desinformación, que a través de esta plataforma pueden alcanzar con facilidad a cientos de miles de personas. Hasta ahora, la plataforma de mensajería basaba su seguridad y confianza en reportes de los usuarios respecto de ciertos mensajes privados o en señales –como el reenvío anormal de un mensaje– para identificar material problemático. 

Abrir la puerta a nuevos servicios implica entonces atender los distintos frentes que requiere la moderación de contenidos, no solo en la tarea de supervisar la plataforma, sino de ofrecer vías para que los usuarios puedan apelar en caso de considerar que fueron sancionados injustamente. 

Las normas de los canales, a la manera de las políticas de otras redes sociales, prohíben las publicaciones que incluyan contenido ilegal, amenazas, coordinación para actividades delictivas o imágenes violentas o sexualmente explícitas, entre otros. De acuerdo con la compañía, este contenido podrá ser detectado a partir de reportes, revisiones manuales o automatizadas, lo que dará lugar a sanciones como la eliminación de los contenidos o la suspensión de usuarios.

Servicios semejantes han sido objeto de cuestionamientos en tiempos recientes, pues han sido usados como vías de coordinación para eventos violentos. En 2022 se descubrió que una serie de canales de Telegram estaban siendo utilizados para organizar campañas de desinformación de la población musulmana en la India, mientras que a comienzos de este año se señaló a esta misma plataforma como un medio clave para convocar a la protesta que llevó a la invasión del Congreso y otros edificios públicos en Brasilia por parte de manifestantes que alegaban fraude en la última elección presidencial en ese país. 

Whatsapp, a su vez, ya ha tenido sus propios problemas como medio de difusión de información falsa y de cuestionamientos a la integridad electoral, como ha ocurrido en Estados Unidos, especialmente con la población latina en este país, entre la cual la aplicación tiene un mayor grado de penetración.

Meta, la compañía matriz de Whatsapp, cuenta con una larga experiencia en el manejo de este tipo de fenómenos –y de los escándalos y las presiones que suponen no atenderlos–, y ha puesto en marcha proyectos ambiciosos de moderación como el Consejo asesor de contenidos, lo que podría ser una base en caso de que el servicio de canales se convierta en un foco de contenido problemático.

El diseño de los canales podría mitigar riesgos, como el hecho de que estos espacios no serán recomendados a por un algoritmo sino que serán los usuarios quienes activamente busquen y se suscriban a uno, o que el contenido que en ellos circule se despliegue por una línea temporal y no por los criterios de un sistema.

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